Comprenden las inflamaciones intraoculares que afectan a la úvea anterior (iris y cuerpo ciliar) y que suelen causar con disminución de visión, dolor, enrojecimiento y fotofobia (no se soporta la luz). Pueden ser agudas recurrentes (brotes) o crónicas. Pueden asociarse a múltiple patología, desde infecciosa a reumática.