¿A quién va dirigida esta información?

A los pacientes adultos que han sufrido un daño cerebral adquirido (DCA), a sus familiares y cuidadores. La información que aquí se detalla tiene como objetivo ayudar a comprender la enfermedad, los problemas visuales que con frecuencia la acompañan, además de proporcionar consejo e información acerca de las opciones de diagnóstico y tratamiento disponibles a día de hoy para los problemas relacionados con la visión.

¿Qué se entiende por DCA? 

El DCA es un accidente neurológico de aparición repentina. Según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño, los pacientes que lo padecen tendrán un tipo u otro de secuelas asociadas que podrán afectar a sus habilidades de conocimientos, emocionales, de conducta y/o físicas.

La principal causa de daño cerebral es el ictus, seguida de los traumatismos craneoencefálicos y otras enfermedades, los tumores cerebrales o las infecciones. El ictus (accidente cerebro-vascular) se produce cuando el flujo sanguíneo en el cerebro se interrumpe. Puede ser isquémico (el flujo sanguíneo se interrumpe por un trombo) o hemorrágico (el vaso sanguíneo se rompe). Cuando la interrupción del flujo sanguíneo es breve y se recupera sin dejar secuelas, se dice que ha ocurrido un accidente isquémico transitorio (AIT). La falta de flujo sanguíneo lleva asociada la lesión y por lo tanto la pérdida de función del área cerebral dañada, lo que suele tener consecuencias como la pérdida de movilidad, del habla, o problemas visuales, entre otras.

En torno a dos tercios de los pacientes que han sufrido un DCA tienen problemas visuales que pueden afectar seriamente a las actividades de la vida cotidiana de diferentes maneras: como leer, usar el ordenador o incluso salir de casa pueden suponer un grave problema. Muchas veces el paciente no es consciente de estas carencias hasta que trata de reincorporarse a su vida normal. Otras veces es el familiar el que percibe que puede existir un problema relacionado con la visión antes de que el afectado sea consciente del mismo.

¿Cuáles son los principales problemas visuales tras un DCA?

  • Pérdida de campo visual: Este defecto consiste en no ver bien una parte de nuestro campo de visión, con frecuencia una de las mitades. En términos generales, los pacientes que lo padecen, son un 70% más lentos que los sujetos sanos, a la hora de localizar estímulos visuales de su entorno e interactuar con ellos. Puede afectar a ambos ojos y generalmente al lado contrario del que se ha sufrido el DCA Aunque hay muchas variaciones.
  • Alteración de los movimientos oculares: Tras un DCA, puede existir enlentecimiento de los movimientos oculares, parálisis de músculos oculares, o incapacidad para mover ambos ojos de forma sincronizada, lo cual puede derivar en visión doble. También pueden producirse movimientos involuntarios de los ojos (nistagmus), que hacen que se tenga la sensación de que el entorno se mueve. Puede existir también dificultad para calcular las distancias y profundidades, lo que frecuentemente se detecta al intentar coger un objeto.
  • Problemas de procesamiento visual: lo más frecuente es la denominada “negligencia visual”, o falta de atención del paciente a los estímulos visuales que le llegan por el lado por el que no ve, lo que le lleva a “desatender” las cosas o personas que se encuentran en el lado en el que se tiene el defecto de campo visual. Esto es más frecuente en pacientes que han tenido un DCA en el hemisferio derecho.
  • Sequedad ocular o sensibilidad a la luz son otros síntomas frecuentes tras un DCA y que pueden ser debidos a alteraciones en la musculatura facial, a una disminución en la frecuencia del parpadeo, o a ciertas medicaciones.

Preguntas frecuentes ¿Puedo conducir tras un DCA con afectación visual?

Aunque la legislación es un tanto ambigua, en general se recomienda no conducir tras un DCA. Para hacer recomendaciones más específicas es importante conocer exactamente qué tipo de problema visual presenta el paciente y la evolución del mismo. Cada caso debe ser evaluado de forma individualizada por el oftalmólogo.

¿Por qué un paciente que ha sufrido un DCA necesita una exploración visual especializada?

Tal y como se ha comentado, en muchas ocasiones ni el paciente ni la familia saben exactamente qué grado de afectación visual ha provocado el DCA. Durante la estancia hospitalaria con frecuencia existen otro tipo de alteraciones (en la movilidad, en el lenguaje…) más evidentes, que “eclipsan” una posible afectación visual, que puede no haberse detectado.

Una exploración sistematizada sirve para diagnosticar el tipo de problema visual existente y para  ofrecer las posibilidades terapéuticas disponibles para cada caso concreto.

Las pruebas más relevantes que se realizan para evaluar este problema visual son:

  • Agudeza visual
  • Visión de colores
  • Sensibilidad al contraste
  • Campo visual
  • Estado de sus pupilas
  • Test para valorar el estado de sus movimientos oculares y la presencia o no de negligencia
  • Test para valorar el rendimiento lector
  • Estudio de fijación
  • Estudio de la velocidad de procesamiento visual

¿Qué opciones terapéuticas existen y qué se puede esperar de ellas?

Las opciones de tratamiento para pacientes que tienen un problema visual por DCA son muy variadas y la elección de una opción u otra dependerá del tipo de afectación y de las necesidades del afectado. Cuando se trata de pacientes con un defecto de campo visual, son terapias encaminadas a encontrar estrategias que permitan aprovechar al máximo la parte del campo visual que no ha resultado dañada. Aunque, en líneas generales, se puede afirmar que el campo visual perdido no suele recuperarse, los problemas derivados de su ausencia pueden llegar a compensarse con un entrenamiento adecuado.

  • Prescripción óptica: el primer paso para garantizar la mejor agudeza visual es valorar si el paciente presenta una correcta graduación o necesita alguna modificación en la misma.
  • Filtros de color amarillo, ámbar o gris evitan el deslumbramiento y matizan el contraste, lo que puede mejorar de forma significativa su calidad de vida.
  • Terapia óptica de sustitución: se basa en el uso de prismas o cristales de sección triangular que tienen el efecto óptico de desviar la luz hacia su vértice. Esta propiedad se utiliza principalmente en pacientes con visión doble para compensar la desviación del ojo que la produce. Tienen la ventaja de que se adaptan a la montura de las gafas de forma relativamente fácil, pero también algunos inconvenientes: restan calidad a la visión, dan grosor al cristal y reducen la sensibilidad al contraste por la dispersión de la luz.
  • Terapia oculomotora o de compensación visual: es un tratamiento basado en la potenciación de las capacidades residuales del paciente, para aprovechar al máximo las habilidades que han quedado intactas. Está destinado a mejorar los movimientos oculares y se basa en un entrenamiento de los mismos destinado a encontrar estrategias para suplir el lado dañado. Las técnicas y metodologías de entrenamiento actuales son muy diversas, desde ejercicios en casa hasta programas informáticos y pantallas personalizadas.

La Unidad de Neuro-rehabilitación Visual del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid, cuenta con una metodología rehabilitadora específica basada en esta terapia. Ésta consiste principalmente, en la combinación de sesiones personalizadas de entrenamiento diarias en el hogar y semanales en la clínica. Todos los ejercicios rehabilitadores que incluye proporcionan una mayor estimulación cerebral que las técnicas informáticas en 2D, al recrear actividades cotidianas en entornos reales mediante materiales en 3D. Su eficacia ha sido probada y garantiza mejoras objetivas en términos de velocidad de procesamiento visual, calidad de vida, autonomía personal y habilidad visual (cognición visual, movimientos oculares, rendimiento lector, coordinación ojo-mano, atención y memoria visual, etc.).

  • Cirugía: existen algunos casos de visión doble tras un DCA que pueden optar a una intervención quirúrgica consistente en un reposicionamiento de los músculos oculares para compensar el mal funcionamiento de alguno de ellos.

Qué le ofrece diferente el IOBA

Una de las principales especialidades del IOBA, es la Neuroftalmología y Neurorrehabilitación Visual, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida y el grado de autonomía personal de todas aquellas personas que padecen un Déficit Visual como consecuencia de haber sufrido en algún momento de su vida un Daño Cerebral Adquirido de tipo: ICTUS, Tumor cerebral, Aneurisma cerebral, Traumatismo craneoencefálico por accidente de tráfico, caída o golpe, etc.

Para ello contamos con una unidad especializada en diseñar y confeccionar Programas de Neurorrehabilitación Visual exclusivos e individualizados, adaptados a las características clínicas y personales de cada paciente, basados en estudios clínicos de vanguardia y evidencia científica.

Una consulta inicial de Neurorrehabilitación Visual en la que se determina el tipo de Programa que más se adecua a las características clínicas y personales de cada paciente, mediante la realización de:

  • Un examen neuro-optométrico completo.
  • Un estudio objetivo específico de las principales habilidades visuales: velocidad de procesamiento visual cerebral, rendimiento lector, coordinación ojo-mano, atención, memoria visual, nivel cognitivo, etc.
  • Una valoración estandarizada del grado de calidad de vida y de autonomía personal.

Conclusión

Los problemas visuales que pueden surgir tras un DCA son diversos y es necesaria una exploración minuciosa para conocer la afectación en cada caso. Existen diferentes tratamientos disponibles, y la elección de uno u otro dependerá del tipo de afectación que se evidencie en cada caso concreto.